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Panayotis Christou

La vida monástica en la Iglesia ortodoxa oriental

Reimpresión de "The Orthodox Ethos", Studies in Orthodoxy vol. 1, Ed. by A.J.Philippou


La difusión geográfica del monasticismo

Hoy en día la vida monacal se ha extendido por todo el mundo; pero muchos años de esfuerzo fueron necesarios para lograrlo. El movimiento tuvo su inicio, como hemos visto, en Egipto, donde importantes centros monásticos, con miles de monjes, se desarrollaron con rapidez, viviendo los monjes en celdas, en lavras y en monasterios. Estos estaban situados en Tebas, Nitria, Sketis, Tabenesis y en el monte Sinaí. El monasterio de Santa Catalina del Sinaí, fundado en tiempos de Justiniano, permanece hasta nuestros días sin haber perdido ni un ápice de su vigor. De Egipto se expandió rápidamente a Palestina. Este país, santificado como era por la vida y muerte del fundador de la fe cristiana, atrajo el interés de los ascetas de todos los rincones del Imperio, entre los cuales los latinos Jerónimo y Rufino llegaron a gozar de renombre. Más tarde, en aquel lugar Teodosio el Cenobita, Savvas el Santificado y Eutimio el Grande fundaron alrededor de quinientas grandes lavras.

Los ascetas hicieron su aparición en Siria durante las primeras décadas del s. IV. Normalmente se trataba de hombres y mujeres ambulantes, éstas últimas vestidas como los hombres. Pretendían abolir cualquier tipo de diferencias entre los sexos, y evitaban trabajar. Debido a la posición dominante que otorgaban a la oración se les llamó euquitas, o, en lengua siriaca, mesalinianos. Debido a algunas desviaciones recibieron críticas por parte de la Iglesia. Al mismo tiempo, la forma más moderada de monasticismo organizado llegaba a Siria. El gran himnógrafo y teólogo Efraín el Sirio también hizo esfuerzos fructuosos por organizar a los monjes.

El monasticismo empezó a perder terreno en estos tres países desde inicios del s. VII, es decir, desde los tiempos de la conquista árabe; pero nunca desapareció por completo. Hoy en día, además de los ortodoxos, también los coptos, los armenios y los nestorianos tienen monasterios.

A través de Capadocia y de Asia Menor, el monasticismo llegó a la capital del Imperio, Constantinopla. Muchos de los monasterios que se fundaron en los suburbios de ambas partes del Bósforo se convirtieron en organizaciones florecientes, y a través de sus actividades ejercieron una influencia en el curso de los asuntos eclesiásticos y en ocasiones también políticos. El monasterio de los Insomnes, fundado por Alejandro alrededor de 430, recibió este nombre porque los monjes oraban a Dios durante el día entero y la noche, diviéndose en tres grupos que se sucedían uno a otro en la iglesia. El monasterio de Studion, fundado también en el s. V, por el patricio romano Studius, llegó a ser el centro del desarrollo litúrgico de la Iglesia oriental y paladín de su independencia de la intervención estatal. Teodoro el Estudita, que floreció a principios del s. IX, fue a través de su heroico comportamiento un ejemplo para todos los monjes.

En estas regiones la conquista turca acabó con el monasticismo.

En Grecia, sin embargo, ya se habían formado fuertes centros de monasticismo. Entre los cuales destacó el monte Atos desde el s. XI en adelante, y a partir de entonces recibió la denominación de "Montaña Sagrada". En 963 el emperador Nicéforo Focas dictó un decreto por el que concedía al monje Atanasio el derecho a fundar en aquel lugar una gran lavra, lo cual hizo. En un breve espacio de tiempo se establecieron allí otras comunidades de monjes, y sesometieron a la supervisión general del Protos. Con el fin de promover la difusión del monasticismo en la zona, Alexius Comnenus puso a todos los centros de Atos bajo la jurisdicción del obispo más próximo, el de Ierissos. Y naturalmente se produjeron fricciones entre éste y el Protos, lo cual hizo necesaria la abolición de la jurisdicción del obispo de Ierissos. Esto sucedió hacía finales del s. XIV.

El Protos de Atos tomaba posesión una vez obtenida la aprobación por parte del Patriarca de Constantinopla. Al principio el cargo era vitalicio y quien lo ostentaba vivía en Karyes, la capital de la comunidad monástica. Se ocupaba únicamente de los problemas externos generales de la comunidad, porque los monasterios gozaban de autogobierno interno.

Las moradas en la montaña están situadas en un ambiente a la vez impresionante y sereno. El incremento de los ataques piratas que siguieron al debilitamiento del Imperio Bizantino y a la conquista turca influyeron en la arquitectura de las construcciones. Las celdas se construían en la parte superior de los muros de las fortalezas con tres o incluso seis pisos. En medio del patio hay un "katholikon", o iglesia central, con capillas por los lados.

La larga ocupación extranjera provocó muchas fluctuaciones en el poder y la pujanza de estos establecimientos. Hoy el territorio de esta región autónoma se halla dividido entre veinte monasterios autosuficientes. Un representante de cada monasterio, elegido anualmente, es enviado a Karyes, donde la Sagrada Comunidad, una especie de parlamento, se reúne. Los monasterios están dividisos en cinco grupos de cuatro, cada uno encabezado por los monasterios más importantes: Lavra, Vatopedi, Iviron, Hilandari y Dionysiou. Cada grupo se turna para el ejercicio de funciones administrativas por periodos anuales. De este modo, de los veinte representantes, cuatro componen el órgano ejecutivo, el comité de superintendentes mientras que el representante del primer monasterio del grupo que tiene la iniciativa administrativa es el principal superintendente. Cada superintendente conserva un cuarto del sello de la comunidad monástica.

Once de los monasterios, principalmente en la parte occidental, son cenobíticos, y están gobernados por un abad elegido de por vida y tiene un consejo de mayores que lo asesora. Nueve, en su mayoría en la parte oriental, son idiorrítmicos, gobernados por una comisión de tres superiores (proistamenoi) elegidos por un año. El monasterio de Hilandari es serbio; el de Zographos, búlgaro; el de Panteleimon, ruso. Hay también un eremitorio rumano. El monasterio de Iviron, que ahora es griego, fue anteriormente georgiano (iberio). Hasta el s. XIII existió también el monasterio latino de los Amalfitanos. Así, la Montaña Sagrada se convirtió en símbolo de la catolicidad y unidad de la Ortodoxia; y continúa siendo el principal centro monástico del Patriarcado Ecuménico, y es único en su género en todo el mundo cristiano. Por desgracia el número de monjes ha disminuido considerablemente, lo que ha hecho disminuir el vigor de la vida monástica en el lugar.

Durante los años del Despotado del Epiro, Meteora se convirtió en un célebre centro monastico. Se construyeron impresionantes monasterios sobre abruptos precipicios que vistos de lejos parecen nidos de águilas; y se labraron muchas pequeñas ermitas en la roca. Hasta hace unas pocas décadas, sólo se podía acceder a algunos de los monasterios mediante cabrestante y red. Sólo funcionan hoy en día cuatro de los veinticuatro monasterios de la región, con un pequeño número de monjes. Muchos monasterios permanecen y continúan funcionando a lo largo y ancho de Grecia, pero el número de monjes no cesa de decrecer. Desde el Este la vida monástica pasó al Oeste, ya en el s. IV. Floreció en la Edad Media, cuando se organizaron las principales órdenes monásticas. Su contribución a la cristianización y civilización de los pueblos de la Europa del norte fue muy importante. El monasticismo se transmitió también, junto al cristianismo, a los pueblos al norte de Grecia: a los eslavos, rumanos y otros pueblos. Célebres fueron los líderes rusos del monasticismo Antonio y Sergio. Los primeros ascetas de Rusia, los starsti, gozaron de gran renombre, e innumerables grupos de personas solicitaban su consejo.


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